Autores de la crónica: Garbiñe Herreros y Nagore Blasco
Como no podía ser de otro modo, estos días por París han sido agotadores y al
mismo tiempo emocionantes porque a parte de ayudarnos a conocer el idioma, la
ciudad y su cultura, hemos podido conocernos más entre nosotros y disfrutar de
unos días muy intensos. Desde el primer día en Futuroscope, pasando por Notre
Dame, el Barrio Latino y el Trocadero, hemos vivido momentos inesperados que
han acabado siendo inolvidables, convirtiéndose en la esencia de este viaje.
Entre ellos podemos destacar cuando a Lorena se le perdió su querida gorra
firmada por Nyno en una atracción, o cuando se puso a comer chipirones en su
tinta en medio de Disney manchando todo lo que tenía a su alrededor y llamando
la atención de los visitantes del parque. También nos reímos muchísimo con las
peleas que teníamos en las colas de la Torre Eiffel para que la gente no se nos
colara, aunque finalmente lo hicieran y llegáramos tarde y corriendo Torre
abajo para llegar al autobús a tiempo, o de lo contrario nos tocaría haber ido
en metro hasta el hotel (aun hubiéramos seguido ahí dentro). Además de eso
tuvimos algún percance cuando a una de las alumnas no la dejaron pasar a la
Torre Eiffel con una botella de vino que había comprado para su padre, por lo
que no pudo subir. Nagore, Lorena y Ainhoa el primer día se perdieron en París
teniendo que recurrir a su penoso sentido de la orientación, y aunque no
consiguieron encontrar al grupo finalmente llegaron hasta el punto de encuentro
juntándose Con los demás. En cuanto a las comidas, los desayunos los
basábamos en coger todos los panes y bollos del buffet para poder comer a lo
largo del día; era todo un reto esquivar a los camareros que ya se olían algo,
pero al final siempre salíamos airosos del restaurante con las mochilas a
rebosar.